Las hospitalizaciones psiquiátricas y el riesgo de suicidio aumentan en períodos de canícula. Sin llegar a tanto, muchas personas experimentan síntomas de ansiedad o depresión. Factores fisiológicos, conductuales y sociales explican un fenómeno que cada vez entendemos mejor
Es como un espectro infernal que nos abruma el cuerpo y nos aplana la mente. Su tórrida omnipresencia dota a la realidad de un velo hipnótico, casi irreal. Incluso en su versión más seca, tiene algo de vaporoso. Parece que el ambiente se espesara y nos moviéramos por él a duras penas (toda una paradoja sensorial, ya que el aire frío es más denso que el caliente). Cuando las temperaturas frisan o incluso superan los 40º, la vida se suspende y todo lo demás queda en segundo plano. Los telediarios arrancan con mapas teñ