Ozzy Osbourne, el icónico líder de Black Sabbath, falleció el 22 de julio a los 76 años en su hogar en Inglaterra. Un certificado de defunción, presentado por su hija Aimée, ha revelado las causas de su muerte. Según el documento, Osbourne murió debido a un paro cardíaco extrahospitalario y un infarto agudo de miocardio. También se mencionan como causas contribuyentes la enfermedad de las arterias coronarias y el Parkinson con disfunción autonómica.
El deceso del artista fue confirmado por su familia, quienes pidieron privacidad en un momento tan difícil. A pesar de sus complicaciones de salud, Osbourne se mantuvo activo en la música hasta el final. Su último concierto tuvo lugar el 5 de julio, titulado “Back to the Beginning”, donde se despidió de los escenarios en Birmingham, su ciudad natal.
El 22 de julio, una ambulancia aérea fue enviada a su residencia en Chalfont St. Giles, Buckinghamshire, para brindarle atención médica avanzada. Sin embargo, los esfuerzos no lograron revertir su estado crítico. El vuelo de la ambulancia se dirigió al Hospital Harefield, donde permaneció cerca de una hora antes de que se confirmara su fallecimiento.
Ozzy Osbourne había enfrentado múltiples problemas de salud en los últimos años, incluyendo una variante del Parkinson y daño medular. En una entrevista radial en febrero, el músico había expresado: “Ya no podía caminar”. Su legado musical y su influencia en el rock perduran, siendo recordado como un compositor, artista y leyenda del rock.