Marta Gironès se crió entre los fogones del emblemático restaurante Ca L’Isidre de Barcelona. La familia le inculcó la pasión por el producto de calidad y cuando decidió fundar su propia empresa tuvo muy claro que no quería alejarse de este universo.
“Lo intenté con la venta de vinos pero es un sector muy masculinizado y al final me decidí por el aceite. Me formé como catadora y ahora ya llevo 21 años al frente de Olivias”, comenta. La compañía ha crecido desde entonces. Empezó como distribuidora de aceites y vinagres de alta gama y, con el tiempo, ha diversificado con snacks –vende las famosas patatas chips Bonilla, que aparecen en la película Parásitos –, aceitunas, frutos secos, anchoas, caviar...
“Con el tiempo, he sumado 500 referencias, entre las cuales la marca propia Santa Oliv