Las marcas que integran criterios de bienestar animal en su cadena de valor (desde el diseño de productos hasta su publicidad) están alineándose con una sociedad más consciente y exigente.

La Ciudad de México ha dado un paso significativo en la evolución del vínculo humano-animal con la implementación del Registro Único de Animales de Compañía (RUAC). Más allá de un trámite burocrático, este sistema representa una inflexión ética, jurídica y económica que revela un nuevo paradigma: las mascotas ya no son sólo bienes muebles, sino seres sintientes con derechos reconocidos en la legislación local. Esta transformación exige un análisis desde múltiples ángulos, especialmente para quienes trabajan en sectores como tecnología, finanzas, innovación y desarrollo urbano.

La implementación del RUA

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