Hasta ahora, nuestra había consistido en la conservación. Hábitos de vida que ralentizan el deterioro, que previenen o atenúan los achaques de una enfermedad. Sin embargo, hay otra aproximación con la que ya soñábamos en aquella paradoja del barco de Teseo, en la que iban cambiando cada componente del barco para preservarlo a lo largo de los siglos hasta que, finalmente, ya no quedaba nada del original. Y, aunque nadie está proponiendo cambiar cada para engañar a la muerte, un nuevo estudio ha llevado a cabo una idea similar con ratones para retrasar dos enfermedades neurodegenerativas.
El estudio acaba de ser publicado en la revista Nature y, en él, investigadores del Stanford Medicine relatan cómo se han enfrentado a dos enfermedades raras que afectan, mayormente, al sistema nervio