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Este texto se publicó por primera vez en nuestro boletín Suplemento cultural, un resumen quincenal de la actualidad cultural y una selección de los mejores artículos de historia, literatura, cine, arte o música. Si quiere recibirlo, puede suscribirse aquí.

Hoy empieza agosto y aprovechamos este comienzo para hacer una pausa en el Suplemento hasta septiembre.

Esperamos que en nuestra ausencia disfruten del descanso (quien lo tenga). Y les dejamos con un boletín algo más extenso de lo normal, buscando que los artículos, en muchos casos, sirvan para abrir boca y sean puertas a otros mundos literarios, cinematográficos o musicales.

Como habrán visto, las redes sociales bullen con actualizaciones en época estival. Muchos retratan sus vacaciones, sus actividades y sus compañías con honestidad. Otros aprovechan el marco virtual para elaborar narraciones algo más alejadas de la realidad.

Si quitamos las redes de la ecuación, nos quedamos con la esencia del ser humano, esa parte que nos impulsa a presumir hasta, en ocasiones, vernos inmersos en una maraña de inexactitudes y mentiras. Es decir, que a veces por aparentar decimos que hicimos mucho más de lo que realmente conseguimos.

Pero esto no es exclusivo de nuestro tiempo. Ya en el Medievo algunos peregrinos, como cuentan Déborah González y Raquel Jabares, escribían sobre los grandes logros de un Camino de Santiago que, en realidad, no habían hecho.

Tiempo para leer

Una buena candidata a convertirse en lectura de verano es la epopeya fantástica Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute (cuyo centenario celebramos este 2025).

Según Sergio Ferrer, editor de Ciencia en The Conversation y devoto de la novela, es una narración exigente que, sin embargo, da mucho a cambio, nunca frustra: “Lo facilón sería decir una verdad: si este libro se hubiera escrito en inglés habría varias películas y series sobre él y estaría a la altura de las grandes obras del género. Son casi 1 000 páginas y el estilo puede ser denso, pero si te dejas caer en él y te dejas atrapar te sabe a poco. Y no es fácil que un libro tan largo sepa a poco”. ¿Es un libro adecuado para el verano?, le pregunté. Pues depende del verano, añade. El reto puede ser grande, pero dicen que la recompensa también lo es.

Si de efemérides hablamos, el mundo anglosajón (y todos los demás, porque su arte es universal) está tirando la casa por la ventana con los fastos por el 250 aniversario del nacimiento de Jane Austen: exposiciones, bailes, adaptaciones, miniseries, reescrituras… Rosa García-Periago resume todo un año dedicado a la autora, para que sepamos por dónde empezar a hincarle el diente. Aunque una cosa queda clara: lo mejor que se puede hacer para celebrarla es leerla.

Y para cerrar el capítulo de los aniversarios, aprovechamos un mismo evento para recordar a Carmen Martín Gaite (que haría cien años este otoño) y a Mario Vargas Llosa, que falleció hace unos meses: el Premio Biblioteca Breve de 1962, que ganó este último con La ciudad y los perros y en el que la autora quedó finalista con otra apuesta arriesgada: Ritmo lento.

Aya de Yopougon es un cómic que cuenta las aventuras de la mencionada Aya, una chica de Costa de Marfil, narrando sus sueños, sus ilusiones y su día a día en el barrio. Con esta obra Marguerite Abouet ha arrasado internacionalmente y ha demostrado que no sólo hay una vida en África que merece ser contada más allá de la tragedia que siempre se intenta buscar en los relatos de ese continente, sino que el mundo está muy interesado en conocer esa realidad alejada de los estereotipos.

Acabamos la parte literaria con ese salseo de las últimas semanas que ha involucrado a Coldplay, una cámara pública en un concierto y el descubrimiento de una infidelidad. Este relato, magnificado por las redes sociales, terminó con los participantes abandonando sus puestos de trabajo, una consecuencia que parece exagerada para un asunto que, en el fondo, no dejaba de ser privado. Pero ya en los grandes dramas decimonónicos (y en los contemporáneos) queda claro que todo lo que ocurre en casa tiene reverberaciones en el mundo exterior.

De pantalla en pantalla

Viajemos momentáneamente a Lothlórien, el reino élfico de la Tierra Media. Al imaginarlo probablemente muchos piensen en los paisajes que Peter Jackson recreó en su trilogía de El señor de los anillos. Lara López Millán cuenta cómo la estética del ‘medievalismo suave’, nacida en Londres a mitad del siglo XIX, impregna actualmente muchas de las películas y series fantásticas que vemos, con su delicadeza, la vivacidad del color y su atención a la flora.

¿Alguna vez han dicho, ante una comedia, eso de “no es buena pero te ríes”? Esa coletilla, que todos añadimos, indica muchas veces que la película tiene una calidad superior a la que le atribuimos. Después de todo, hacer reír no es tan fácil como parece. De provocar carcajadas sabían mucho los ZAZ, David Zucker, Jim Abrahams y Jerry Zucker, artífices de algunas de las películas paródicas más desternillantes de la historia. Este agosto se estrena el remake de The Naked Gun (Agárralo como puedas en España, ¿Y dónde está el policía? en Hispanoamérica) y eso sirve de excusa para analizar qué hizo que los ZAZ fuesen unos maestros de la risa.

Hace unos días se subastó el Birkin original (por una cantidad de dinero estratosférica), un bolso que la marca Hermès creó para la actriz y cantante inglesa Jane Birkin y que después se convirtió en uno de los diseños más famosos del mundo. Aprovechando el ruido, Ana María Iglesias Botrán repasa la carrera artística de una mujer que, en muchos casos, fue recordada por ser compañera personal y profesional de Serge Gainsbourg pero que se labró un nombre propio y que triunfó en la gran pantalla y en los escenarios.

Y aprovechamos para felicitar a Gonzalo Suárez, al que ya recordamos el verano pasado en su 90 cumpleaños, por el Goya de Honor 2026 que se le entregará el año que viene. Las obras de autores libres, inclasificables y creativos siempre merecen ser premiadas.

Los días lentos

“Agora que por fin entama’l branu

y l’azul blanco del cielu inunda

la tierra entera y tamién el ríu,

yá ye tiempu, yá tengo tiempo

pa esperar imperceptibles cambios

nes nubes que pasen pa contra allá,

pa contra otru país de ceniza”.

Con estos versos, con ese “ahora que al fin comienza el verano”, quería cerrar el Suplemento cultural de esta semana, recordando a Xuan Bello, el escritor que contó desde Asturias el mundo entero. El autor de Historia universal de Paniceiros falleció recientemente, dejando un poquito más huérfana a la literatura española.

Las palabras de Bello nos remiten a una estación en la que los días se dilatan, se expanden, son infinitos y lentos. Tal vez en el fondo todos queramos, cuando llegan las vacaciones, regresar a aquellas eternas jornadas de los veranos de nuestra infancia.

Con ese espíritu recordamos dos artículos de hace algún tiempo. En el primero, Txetxu Ausín hace una defensa, a propósito del exitazo de Luis Fonsi y Daddy Yankee, del vivir “des-pa-ci-to”.

En el segundo vemos cómo Julio Cortázar y Carol Dunlop, sin saberlo, siguieron esta máxima al pie de la letra y atravesaron Francia con calma, tardando 33 días en recorrer 800 kilómetros en coche.

Esperamos que disfruten de un muy feliz agosto. Nos vemos en septiembre,

The Conversation