Se llama Cristian Garf, tiene 56 años y para la Justicia es el principal sospechoso de la “muerte violenta e intento de descuartizamiento” que sufrió Diego Fernández Lima, el joven desaparecido en 1984, cuyo cadáver fue hallado semanas atrás al lado de una casa en la que vivió Gustavo Cerati, en el barrio de Coghlan.

Ambos eran amigos desde preescolar e iban al mismo curso en la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N° 36, al momento en el que la víctima desapareció sin dejar rastros. Más de cuatro décadas después, su cuerpo fue hallado enterrado en el patio del chalet donde, en ese entonces, vivía su compañero.

Si bien los dueños de la vivienda fueron sospechosos desde el primer momento -dado que vivían allí desde antes de la fecha de muerte y habitan el domicilio hasta ahora- la

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