En 1905, Albert Einstein desarrolló un postulado que implica que la forma en que se describe la naturaleza no depende del estado de movimiento del observador, lo que llevó a una nueva comprensión del espacio y el tiempo
Antes del nacimiento de la teoría de la relatividad se pensaba que la luz, al ser una onda, necesitaba un medio para propagarse, y a ese medio se le conocía como éter. Además, la teoría que describía los fenómenos luminosos parecía tomar distinta forma si se consideraban observadores que se movían a una cierta velocidad con respecto al éter. En 1887, los físicos estadounidenses Albert Michelson y Edward Morley realizaron un experimento para medir la velocidad de movimiento de la Tierra con respecto al éter. El resultado indicó que la luz se propagaba a la misma velocidad