No piense en un elefante rosa . En serio, no lo haga. Aunque quiera imaginar un elefante rosa, no se imagine un elefante rosa.
¿Ha conseguido no imaginarse un elefante rosa? Estoy convencido de que, excepto si tiene afantasía , ha imaginado un elefante rosa (aprovecho para enviar un abrazo a mi amigo Fer que tiene afantasía).
Este ejemplo clásico , adaptado del capítulo X de la novela City in the Sky (Curt Siodmak, 1974), ilustra lo difícil que puede ser reprimir nuestros pensamientos. Algo parecido ocurre con los earworms : cuanto más intentamos evitar que una melodía se vuelva pegadiza, más nos infecta.
Un visitante común en el cerebro
El término inglés earworm procede de un artículo escrito en alemán que utilizaba la palabra ohrwurm . Ambos términos en castellano