“¡Aguas, aguas!”, el grito resuena por La Hoyada, en el municipio Libertador del Distrito Capital, alertando sobre la presencia de alguna patrulla o moto de la policía. La seña, ya popularizada en las calles de Caracas, sirve como advertencia a los buhoneros (comerciantes informales) para que recojan rápidamente su mercancía y bajen las escaleras hacia la plaza Naváez.
Apenas una semana antes, el escenario era completamente distinto. La avenida Universidad y sus adyacencias eran un río de toldos y cornetas. Esa vez los gritos invitaban a comprar desde ropa y accesorios para celulares, hasta juegos de ollas y envases. El comercio informal afloraba en toda esa vía del centro de la ciudad y sus calles cercanas, hasta extenderse por Nuevo Circo y la avenida Lecuna.
Sin embargo, la noche del