Muchachas y muchachos alegres
combativos, satíricos, transgresores,
se confiaba en su franqueza.
Llegaron al poder
o a la fama que da la venta,
los hicieron cromo
y lo peor, sólida estatua.
Los fatuos escultores
lijaron su sonrisa.
Si levantan el puño,
fruncen el ceño, leen como doctos,
su solemne presencia
merece un grafiteo,
lodo y caca de pájaro.
Son seres vacíos
diría T. S. Eliot.
Sólo quienes se arriesgan
a llevar la alegría fuera del orden
pueden seguir sonrientes.
El poder es hierático
aunque lo vistan de seda.
Ricardo Landa, agosto de 2025.
(Atrapado en el tiempo” de Eudald de Juana Gorriz)