La residencia artística de Bad Bunny en Puerto Rico ha generado una nueva economía cultural basada en el turismo musical. Desde la revalorización de lugares como Vega Baja —su pueblo natal— hasta el aumento en la demanda de ‘tours’ urbanos ligados al reguetón, la figura del Conejo Malo ha incidido en sectores turísticos y comerciales con la ola de visitantes atraídos por sus conciertos en el Coliseo de Puerto Rico, iniciados en julio y que se extenderán hasta septiembre.

Según datos compartidos por algunos productores se vendieron cerca de 90,000 paquetes turísticos alusivos a la residencia y se esperan cerca de 400,000 turistas.

El profesor y líder académico de Industrias Creativas de la Escuela de Arte, Diseño e Industrias Creativas de la Universidad del Sagrado Corazón, Juan Gudiño, d

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