Tres décadas desde que abrió las puertas. Treinta años desde que el Mandala se incorporó a la hostelería de Salamanca con la idea de ofrecer algo nuevo a la ciudad. En el año 1995, un matrimonio se decidió a inaugurar un bar que prometía batidos, tartas y zumos naturales dentro de una decoración hindú. De ahí el nombre, de ahí los elefantes que adornan el local, de ahí el Buda que se apoya en la repisa de la ventana. «A mi madre le gustaba el estilo hindú y por eso lo llamamos 'Mandala'», comenta David Poveda, regente del local.

Él lleva la hostelería en la sangre. «Mi abuelo tuvo varios negocios de hostelería y mi padre también empezó trabajando en el sector, esto fue una idea que le rondaba a mi padre desde siempre», explica David. Una idea que sobrevolaba en su cabeza y que hace treint

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