"El BMX es como un breakdance con la bici", resume Hernández, mientras salta sobre una rueda y la bicicleta gira sobre sí misma. Profesional desde hace seis años, con una trayectoria de más de una década, entrena cinco o seis horas diarias. Lo que comenzó como un juego en la calle se convirtió con los años en su forma de ganarse la vida… y en un método para educar en valores.

Para él, montar no es solo cuestión de habilidad: “Aquí no solo enseñamos a mover la bici. Enseñamos respeto, esfuerzo, constancia. Todo eso se traduce fuera del deporte también”. Esa filosofía es la que impulsa en las escuelas públicas de BMX de Barajas y Villaverde, una iniciativa desarrollada en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y la Federación Madrileña de Ciclismo. Las clases, que son gratuitas, se han

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