Por: Caroline Hopkins Legaspi and Bobbi Lin for The New York Times
Cuando Cecilie Kyro veraneaba con sus abuelos en las islas danesas de Langeland y Oro, el desayuno típico eran unas simples hojuelas de avena frías. Para almorzar, comía un sandwich abierto (llamado smorrebrod) en pan de centeno denso , a menudo cubierto con arenque en escabeche, un pescado pequeño y graso conservado en salmuera a base de vinagre.
Ahora, como epidemióloga del Instituto Danés del Cáncer de Copenhague, Kyro estudia cómo este patrón alimentario, más recientemente bautizado como dieta nórdica, influye en el riesgo de enfermedades.
Al igual que la famosa y saludable dieta mediterránea, la dieta nórdica es rica en frutas y verduras, cereales integrales y grasas beneficiosas. Aunque no se ha estudiado durant