Madrid es una ciudad de futuro, de crecimiento, pero también es una capital que recuerda su pasado. Y gusta de honrarlo. Hitos como el conocido como el Obelisco de la Fuente Castellana, de Isabel II o del parque de Arganzuela, es uno de ellos. Mandado construir por Fernando VII para celebrar el nacimiento de su hija Isabel II, en 1830, se levantó finalmente para celebrar su tercer cumpleaños, que coincidió con su acceso al trono debido a la muerte de su padre el 29 de septiembre de 1833.
Un obelisco este, sin embargo, que pasa desapercibido ante otro más relevante, con mayor carga emocional y contenido patriótico. Mucho más.
Hablamos de uno de los símbolos dedicados a la memoria ciudadana y al esfuerzo colectivo. En este, «sacudirse» a la invasión de los franceses ordenada por Napoleón B