Como en cualquier estafa, el objetivo del delincuente es hacerse con el dinero de su víctima. Sin embargo, hay engaños de diferentes tipologías cuyo impacto puede ir más allá del propio perjuicio económico. Ese es el caso del timo del amor o la ciberestafa amorosa, que añade a la mentira técnicas de manipulación emocional y coacción afectiva que además dejan una ruina psicológica devastadora.
«Es muy doloroso que se rían todos, en la Policía o en el banco, que la gente no te entienda» asegura Vicente, a quien estafaron más de 24.000 euros por un fraude en una aplicación de citas en internet, al igual que Jorge, de quien se apoderó la culpa por haber sido «tan gilipollas» y no ser capaz de contárselo a nadie porque todo el mundo se aguanta la carcajada y te juzga por picar de esa manera.