Tras la publicación de los vídeos de Hamás, que mostraban la terrible situación de dos rehenes israelíes, Evyatar David y Rom Braslavski, periodistas y liberales árabes c ondenaron la crueldad de la organización y la tortura infligida a los rehenes. Criticaron el silencio de la ONU ante estas atrocidades e instaron a la comunidad internacional a condenarlas y a contribuir a su liberación.

Los autores enfatizaron que Hamás difundió estos videos para convencer al mundo de la escasez de alimentos en Gaza, pero sus líderes, quienes se dan banquetes en hoteles de lujo en Qatar y poseen abultadas cuentas bancarias, no están realmente interesados en el hambre de los gazatíes, sino solo en su propia supervivencia. Algunas publicaciones transmitieron que los vídeos de los rehenes demacrados dem

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