“Canalizar nuestras corrientes mentales, animados por el ejercicio de las virtudes sociales y el perseverante compromiso de una recta voluntad, nos hará actuar con prudencia y discernimiento en las acciones que se deben llevar a cabo”.

El comportamiento de la ciudadanía es plenamente humano, cuando el propio ser vive de la comunión conjunta de latidos en un poema perfecto, enraizado en el amor para conjugarlo con el amar, como única fuerza que nos reconstruye hacia lo bueno y la bondad. Nuestra esperanza está, precisamente, en esa fraternización donante. Sólo una humanidad en la que reine este espíritu de entrega, podrá gozar de una paz auténtica y duradera. Ciertamente, la vida son dimensiones poéticas, que han de confluir en una mística desposeída de pertenencias, haciéndonos ver en el

See Full Page