GREGORIO LEÓN

Se vigilan, acechando cada una de sus reacciones. Son los dos mejores tenistas del planeta. Uno apretó a fondo el acelerador en su primera cita en Cincinnati. El otro, el nuestro, Carlitos Alcaraz, también se puso serio, con algún sobresalto. El bosnio Damir Dzumhur , que ya había tenido el atrevimiento de arrebatarle un set en Roland Garros, perpetró la misma travesura en Cincinnati. Pero la reacción de la joya de Murcia fue la que se esperaba. Hay puntos que parecen irrelevantes en la trama de un partido, y que sin embargo, lo hacen cambiar de dirección. Estaba atascado Alcaraz. Sirve su oponente, y le lanza una bola inalcanzable para cualquiera, menos para el tenista de El Palmar, que la devuelve sin mirar, sin tanta potencia que quiera a Dzumhur. Mano a la oreja, int

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