“Desde el fondo de la pista es mejor que yo, mucho mejor que yo...”. Transcurrieron ya 28 días de esa coletilla que pillaron las cámaras y que resume la impotencia de Carlos Alcaraz en su último partido oficial, la final de Wimbledon en la que perdió ante el italiano Jannik Sinner (4-6, 6-4, 6-4 y 6-4), quien se repuso de su dolorosa derrota en Roland Garros. “Tardé horas en superarlo, no meses”, aseguró el español, que no tiene reparos en olvidarse rápido de las frustraciones. Esa mentalidad se condensa en un partido como el de este domingo.

Igual que aquel 13 de julio, la grada se llenó de paraguas y abanicos para aliviarse del tórrido calor. Pero esta vez no se descorcharon botellas de ‘champagne’. Es Cincinnati, no Londres. La pista dura volvió cuatro meses después y al murciano, de 2

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