Nos enseñaron a ver el Islam como religión, cuando en realidad es «mucho más» que una creencia religiosa. Quizás por eso ha calado tanto en el imaginario social el «pecado» de «islamofobia», convertido en algo así como un crimen imperdonable, perseguible incluso con violencia. No se tolera porque se asocia indefectiblemente con «racismo y xenofobia». Pero el Islam no es solo una religión. Es también un sistema político. Entonces, ¿porqué, desde cuándo, está prohibido por leyes no escritas, pero de una rudeza social intimidante, discrepar de un sistema político? En las tertulias de actualidad, tan apasionadas, estos días se podía ver a los/as desinformados/as habituales, en su ardorosa defensa de «la fiesta del cordero» en los espacios públicos, comparar el velo de las mujeres musulmanas co
El silencio de los corderos

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