En una de las plantas del Hospital Gregorio Marañón, una niña de seis años se recupera de lo que, hasta hace poco, parecía imposible: una intervención pionera que le ha librado de pasar por un trasplante cardiaco. La pequeña nació con un único ventrículo funcional debido a una cardiopatía congénita. Esta malformación la había condenado a una vida marcada por el agotamiento, las infecciones y un problema casi irresoluble: una fuga de linfa hacia los pulmones que le provocaba malnutrición y complicaciones respiratorias graves.
En este contexto, un equipo multidisciplinar del hospital madrileño ha llevado a cabo el primer cateterismo linfático en España a un paciente pediátrico, un procedimiento de alta precisión y complejidad que duró más de 12 horas. La operación se desarrolló bajo la coor