Un puente, ya sea en su dimensión física o simbólica, sirve para unir. Pero se da la paradoja de que el primer viaducto sobre la Bahía de Cádiz, el , que ligó por tierra a la capital gaditana con Puerto Real –es decir, con la Península–, y que fue inaugurado en 1969, es hoy motivo de división entre los gaditanos. El culpable del enésimo enredo en la ciudad a costa del nomenclátor es Bueno, en realidad, el poeta portuense, que en paz descanse, no tiene culpa alguna de que esté siendo utilizado con arteras intenciones políticas.

La última batalla hasta la fecha de la guerra (cultural) de nombres en la Tacita de Plata –que ya vivió los episodios de , Mercedes Formica y , entre otros– fue iniciada por la única diputada de Sumar por la provincia gaditana, Esther Gil de Reboleño, quien recog

See Full Page