Es uno de los nuevos guitarristas flamencos más prometedores y auténticos quizás gracias a su heterodoxo origen: es catalán, hijo de riojano y de madre peruana. Pero también es mucho más

No hace fala pedirle que toque algo. Cuando Rafael Ulecia (Barcelona, 30 años) coge la guitarra, ya no la suelta más. De pie, apoyado, sentado, los acordes se suceden, los dedos veloces, los ojos verde miel concentrados, un pañuelo al cuello y el pelo rizado a lo Camarón. “Esto es Tomatito por bulería y lo de antes, Pepe Habichuela ”, dice sonriendo. En sus conciertos hay más modernos que gitanos. Él es payo y su contexto, cuando menos atípico: padre logroñés y madre peruana.

Fue el primero, apasionado de la guitarra flamenca, que se mudó a Sevilla de joven y vivió la época dorada de e

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