Víctor Rivera es el limpiavidrios, quizás el vendedor ambulante, más famoso de Medellín. En uno de los semáforos del cruce entre la Avenida Colombia y la calle 70, al frente del estadio de fútbol, por la popular esquina de los mariachis, lo saludan y le pitan más que a político en campaña.
Puede leer: De vivir en la calle a ser alcalde de Fredonia, Antioquia: “El maestro Rodrigo Arenas Betancourt me tendió la mano”
Los conductores de carros y camiones le bajan el vidrio, los de las motos se suben el casco y los peatones le gritan, le silban, le estiran el puño. También los niños y niñas de los colegios que terminan la jornada al mediodía, se quedan mirándolo desde la calle de en frente y cuchichean, el “tensionadito bacano”, como decía el Bolillo, que da tener en frente a alguien a qui