El derramamiento de sangre cesa por fin en Sueida. Las milicias drusas vuelven a hacerse con el control de la ciudad, poniendo fin a los ataques contra la comunidad drusa por parte de grupos beduinos y fuerzas del orden sirias, enviadas a establecer la paz, pero verdaderos causantes del nivel de violencia a la que han llegado los choques. Dos semanas de sangre y horror en la que los drusos vuelven a las primeras páginas de los medios, al mismo tiempo que el proyecto de Ahmed Al Sharaa de una nueva Siria fuerte y estable parece cada día más difícil de lograr. Los drusos se convierten en la enésima minoría perseguida brutalmente en un escenario tan complicado como el sirio, en el que cada vez más actores parecen tener interés en participar.
La persecución padecida estos días no es a