Este 7 de agosto, Gustavo Petro cumple casi tres años en la presidencia de Colombia. Aunque a muchos nos parezcan tres siglos. En lugar de gobernar, Petro ha convertido a Colombia en un experimento ideológico de dudoso rigor, un reality distópico donde el presidente se cree Bolívar reencarnado, Chávez mejorado, y a veces, hasta Cristo incomprendido.

En estos 1.095 días hemos tenido de todo: diplomacia de cantina, presos como teloneros en actos oficiales, ministros reciclados del marxismo folclórico, y una política exterior digna de una república bananera con X. Petro ha insultado a Israel, abrazado a Irán, defendido a Hamas, cortejado a Maduro y recibido con alfombra roja a cuanto tirano esté dispuesto a posar para una selfie revolucionaria.

En la ONU, Petro sermoneó al mundo sobre “el c

See Full Page