Los sistemas de producción de alimentos pueden actuar como rutas de transmisión de bacterias resistentes a los antibióticos y sus genes: la mayoría se encuentran en productos cárnicos y lácteos, y donde menos hay es en la producción pesquera. Se pueden transferir al microbioma intestinal y están fuertemente influenciados por los entornos de procesamiento y producción.
Un consorcio europeo liderado por la Universidad Veterinaria de Viena, en Austria, y la Universidad de León, en España, acaba de publicar un nuevo estudio en la revista Nature Microbiology que analiza el “resistoma” alimentario en 1.780 muestras procedentes de materias primas, productos finales y superficies de 113 industrias en el ámbito europeo.
Un problema de salud global
Los genes de resistencia a los antibióticos