Sigue en pie, imponente, en el Eixample izquierdo, muy cerca de la estación de Sants y a apenas 30 minutos del Paseo de Gracia. Pero hace ya varios años que cerró sus puertas después de más de 100 años en funcionamiento, en los que produjeron un sinfín de acontecimientos e historias. Es la cárcel La Modelo , la misma en la que se rodó Modelo 77 , de Alberto Rodríguez , que versaba sobre uno de esos episodios que los más viejos del lugar guardan en la retina, en este caso un motín. Pero todo surgió a finales del siglo XIX, cuando Barcelona experimentaba una expansión urbana y demográfica sin precedentes , impulsada por el plan de Ildefons Cerdà, que permitía a la ciudad crecer más allá de sus antiguas murallas. Y fue este crecimiento el que trajo consigo la necesidad urgente de construir una prisión moderna que reemplazara a los anticuados y saturados centros penitenciarios del casco antiguo, como la cárcel Reina Amalia.

La Modelo sería un centro penitenciario ejemplar, concebido para la regeneración de los presos a través del aislamiento, la instrucción y la práctica religiosa . Su construcción, inspirada en el concepto de panóptico del filósofo Jeremy Bentham, comenzó en 1888 y fue responsabilidad de los arquitectos José Domingo Estapà y Salvador Vinyals. El diseño, con un cuerpo central poligonal desde donde nacían radialmente seis galerías de celdas individuales, permitía un control y vigilancia excepcionales. Aunque inicialmente se proyectó para 800 internos en celdas higiénicas y con servicios, siendo incluso apodada “Hotel Entença”, su inauguración el 9 de junio de 1904 se produjo tras 16 años de obras.

A pesar de su idílica concepción, La Modelo rápidamente se vio afectada por la masificación y los conflictos internos . Solo dos años después de su apertura, en 1906, tuvo lugar el primer motín, y en 1908 se registró la primera ejecución por garrote vil. La prisión fue testigo de eventos cruciales como la Semana Trágica de 1909, durante la cual el pedagogo Francisco Ferrer Guàrdia fue condenado allí antes de ser fusilado. Los años siguientes, marcados por el pistolerismo y las huelgas, aumentaron la población reclusa con sindicalistas y políticos, muchos de ellos detenidos sin condena judicial, reflejando la represión de la época, especialmente durante la dictadura de Primo de Rivera.

Aspecto de la cárcel en 1904

Con la proclamación de la Segunda República en 1931, las condiciones de vida en La Modelo permanecieron inalteradas en un principio, manteniéndose la masificación y la presencia de presos políticos y sociales . Sin embargo, la Guerra Civil trajo cambios sustanciales; en julio de 1936, la Generalitat republicana confiscó el centro y liberó a la mayoría de los presos políticos y sociales, vaciando la cárcel. No obstante, al cabo de dos años de conflicto, La Modelo volvió a albergar a unos 2.000 internos, con celdas individuales ocupadas por tres o cuatro personas, la mayoría detenidos por motivos sociopolíticos, incluyendo militares y religiosos .

La entrada de las tropas franquistas en Barcelona en enero de 1939 marcó el inicio de una etapa brutal para La Modelo, que se llenó rápidamente con víctimas de la represión . Los primeros meses de la dictadura estuvieron caracterizados por ejecuciones tempranas, miseria, hambre, hacinamiento y encarcelamientos sin control judicial. Los censos carcelarios de principios de 1940 registraron hasta 13.000 presos en La Modelo, con más de 1.600 ejecuciones documentadas durante la primera década de posguerra . La prisión se convirtió en un “purgatorio” para los condenados a muerte. A partir de los años 50, la población reclusa se volvió más heterogénea, incluyendo presos políticos, por orientación sexual y delincuentes comunes, e incluso acogió mujeres tras el cierre de la prisión de Les Corts entre 1955 y 1963.

Durante los últimos años del franquismo, La Modelo continuó siendo un epicentro de la represión. En 1973, más de cien personas de la Asamblea de Cataluña fueron ingresadas tras una reunión, lo que provocó protestas y huelgas de hambre como la de Lluís Maria Xirinachs. La última ejecución en La Modelo tuvo lugar en 1974, cuando Salvador Puig Antich, un militante libertario, fue ajusticiado por garrote vil, una muerte que también acabó documentada en una película, Salvador . Tras la muerte de Franco en 1975, la Ley de Amnistía vació la cárcel de presos políticos, pero las condiciones de vida no mejoraron, lo que llevó a los reclusos a organizarse en entidades como la Coordinadora de Presos Españoles en Lucha (COPEL) para exigir mejoras.

También “El vaquilla”

A finales de los años 70, La Modelo seguía siendo un foco de problemas, con superpoblación, peleas, drogas, motines y huelgas habituales. En 1978, se produjo la fuga más famosa de su historia, con 45 presos escapando a través de un túnel que conectaba la enfermería con el alcantarillado. A pesar de que la Generalitat de Cataluña asumió las competencias penitenciarias en 1983, la droga y la masificación persistieron como males endémicos, evidenciados por un motín en 1984 liderado por “El Vaquilla” y las alarmantes cifras de VIH en 1986. La degradación de la cárcel en el centro de la ciudad ya había sensibilizado a la ciudadanía, de ahí que desde 1972 se sucedieran las peticiones para su desmantelamiento, con múltiples fechas de cierre anunciadas y pospuestas a lo largo de las décadas.

Finalmente, el 10 de enero de 2017 se firmó el acuerdo definitivo para el cierre de La Modelo, que tuvo lugar el 8 de junio de 2017, un día antes de su 113.º aniversario . La prisión dejaría de funcionar para dar paso a una nueva vida para el espacio, con una hoja de ruta, consensuada con participación ciudadana, que aún no ha empezado pero que contempla el derribo del muro perimetral, la conservación de las seis galerías y el panóptico central como una plaza abierta, y la transformación de la cuarta galería en un espacio de memoria. También se ha prometido la creación de equipamientos públicos como una escuela, una residencia de ancianos, un polideportivo, y viviendas públicas, rodeados de amplias zonas verdes, marcando una profunda transformación del antiguo recinto en un nuevo polo de dinamización social y comunitaria.