En la zona suroriental de la provincia de Lugo, entre los municipios de Quiroga, Folgoso do Courel y Ribas de Sil, se extiende el Geoparque Mundial Montañas do Courel, un espacio de 578 kilómetros cuadrados reconocido por la UNESCO en 2019. Este territorio, integrado en la comarca de la Ribeira Sacra, combina un patrimonio geológico de relevancia internacional con vestigios históricos que abarcan desde la época romana hasta la Edad Media. Su localización, en el límite entre las sierras orientales gallegas y los valles fluviales del Sil y el Lor, ofrece una transición paisajística singular en Galicia.

El relieve del geoparque es el resultado de un prolongado proceso geológico que ha dejado al descubierto rocas de más de 500 millones de años. Valles glaciares, formaciones kársticas y un notable plegamiento geológico conforman un escenario que ha sido moldeado por la actividad natural y humana a lo largo de milenios. En este entorno, los recursos minerales, la abundancia de agua y la diversidad forestal favorecieron asentamientos estables y el desarrollo de actividades productivas que marcaron el carácter del territorio.

Además de su importancia geológica, el Geoparque Montañas do Courel conserva un rico patrimonio cultural que refleja la interacción entre la población local y su medio. Antiguas explotaciones auríferas romanas, monasterios medievales, templos románicos y construcciones tradicionales forman parte de un legado que se ha transmitido a través de generaciones. Hoy, este conjunto se interpreta y preserva mediante centros de divulgación, rutas señalizadas y programas de conservación que buscan compatibilizar el uso público con la protección de sus valores naturales y culturales.

Museos y patrimonio religioso

El municipio de Ribas de Sil acoge el Centro de Interpretación de la Minería Aurífera Romana (CIMAR), un espacio inaugurado en 2022 que forma parte de la red de equipamientos del Geoparque Montañas do Courel. Está situado junto al cauce del Sil y cuenta con tres salas expositivas que explican el contexto geológico de la comarca, las técnicas de explotación empleadas por los romanos y la magnitud de las obras hidráulicas asociadas a la extracción del oro.

Túnel de Montefurado.

A escasa distancia del CIMAR se encuentran las ruinas de la antigua Abadía de San Clodio de Ribas de Sil, vinculada a la orden benedictina y documentada desde el siglo XII. De la construcción original se conservan muros y elementos arquitectónicos elaborados con piedra local, principalmente pizarra y cuarcita, integrados en el entorno fluvial. Este enclave, que fue centro espiritual y administrativo durante la Edad Media, constituye un testimonio del papel que desempeñaron los monasterios en la organización social y económica del territorio.

En el vecino municipio de Quiroga, el Museo Geológico y el Museo Etnográfico completan la oferta de divulgación patrimonial. El primero, abierto en 2011, alberga colecciones sobre paleontología, mineralogía y minería, así como muestras que explican la diversidad geológica del geoparque. El segundo, inaugurado en 2007, reúne utensilios y herramientas relacionados con oficios tradicionales como la viticultura, la cestería, la apicultura o el trabajo de la madera, con el fin de preservar la memoria material y técnica de la zona.

Infraestructura histórica y legado minero

El Túnel de Montefurado, situado en Ribas de Sil, constituye uno de los ejemplos más significativos de ingeniería hidráulica romana en Galicia. Excavado para desviar el curso del río Sil y facilitar la extracción del oro depositado en su lecho, llegó a tener 120 metros de longitud, de los que se conservan actualmente unos 52 metros. Su construcción se enmarca en la intensa actividad minera desarrollada en la zona durante los siglos I y II d. C., que incluyó más de un centenar de explotaciones documentadas en el territorio del actual geoparque.

Este legado minero se integra hoy en una red de recursos culturales y naturales accesibles mediante rutas señalizadas y miradores geológicos. Estos puntos de observación permiten interpretar formaciones como el plegamiento de Campodola-Leixazós, declarado Monumento Natural en 2012, y comprender cómo la geología condicionó la ocupación humana y el aprovechamiento de los recursos. La combinación de patrimonio natural y cultural es uno de los ejes sobre los que se articula la propuesta de geoturismo del parque.

La oferta museística y patrimonial se complementa con iglesias románicas, restos de abadías y aldeas de arquitectura tradicional, en las que se emplean materiales locales como la pizarra, la caliza y la cuarcita. La conservación de este patrimonio responde a un enfoque que busca compatibilizar la actividad turística con la preservación de los valores culturales y ambientales del territorio, en línea con los criterios de la Red Mundial de Geoparques de la UNESCO.

En conjunto, el Geoparque Montañas do Courel y sus núcleos asociados en Ribas de Sil ofrecen un recorrido por más de 500 millones de años de historia geológica y más de veinte siglos de presencia humana, desde las explotaciones auríferas romanas hasta los testimonios religiosos y etnográficos que perviven en la actualidad. Esta integración de naturaleza y cultura convierte al geoparque en un espacio de referencia para el conocimiento del pasado y la interpretación del paisaje gallego.