Mene lo describe como un taller, y realmente, así es. «Lugar en el que se trabaja una obra con las manos»; con estas palabras lo define la RAE y la Floristería Kentia, en la Avenida Villamayor, es un espacio donde Ana Hernández y Mene Pérez trabajan las plantas y las flores para dar servicio a sus clientes. Así llevan más de tres décadas, sin saber muy bien cómo empezó pero teniendo claro que eligieron un buen camino. «Después de trabajar en una floristería en Béjar para aprender, decidí montarlo hace 33 años», explica.
Más de tres décadas desde que decidió emprender el negocio y, al echar la vista atrás, hace balance de los cambios experimentados. «Es cierto que ahora tengo mucho más competencia que entonces y la gente también ha variado sus gustos», asegura. Ahora la tendencia está en «