En estos años de expansión para la industria cinematográfica en Colombia, el cine nacional ha navegado dos vertientes primordiales que difícilmente se han encontrado, pues parecen opuestas . Por un lado, la del cine comercial, ese que los diciembres tenía la costumbre de llenar las salas y hacer reír a la gente con un humor predecible, y su evasión de los fantasmas que como sociedad nos asustan. Por otro, la del cine de autor, con inquietudes profundas, importantes, removiendo esas sombras en la nación con apuestas no convencionales (así como una pretensión entendible de estrenarse en alguna otra latitud para conseguir más impulso, distribución y público, ojalá consiguiendo algún galardón).

En medio de ese panorama, quien evita una y otra esquina, aproximándolas a su manera, logrando a

See Full Page