Hay perros que sobrellevan mejor el calor que otros. En verano, sea cual sea la raza, hay que protegerlos del sol y proporcionarles abundante agua y lugares con sombra. Aquellas razas con pelo corto y nariz larga suelen ser más resistentes a las altas temperaturas (galgos, dóberman, chihuahua…), pero todos aquellos con pelaje grueso y nariz corta (como los braquicéfalos) son propensos a pasarlo muy mal. De hecho, los expertos recomiendan no poseer este tipo de perros en las zonas más calurosas de España.

Muchas de estas razas más vulnerables al calor provienen de regiones árticas, por lo que han desarrollado una gruesa capa de piel y un denso pelaje. Además, están acostumbrados (y necesitan) espacios amplios y abiertos, lo que es incompatible con vivir encerrado en un piso.

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