Un elefante alarga la trompa y atrapa un pincel con una destreza que siempre sorprende a quien lo observa. En otro momento, ese mismo apéndice sujeta una rama, manipula un objeto o se acerca con insistencia al bolsillo de un cuidador en busca de una fruta. Su fuerza es tal que puede desplazar a una persona con un simple empujón, y su alcance permite hurgar en cualquier superficie que le despierte interés.

Esa combinación de habilidad y potencia ha convertido la trompa en una herramienta decisiva para comunicarse, conseguir alimento o, como se comprobó en un estudio reciente, insistir hasta conseguir las manzanas que quiere .

Un experimento revela un repertorio de gestos diseñado para obtener fruta

La investigación, desarrollada por la Universidad de Viena junto a equipos de St Andrews, Portsmouth y la City University of New York, se centró en elefantes en régimen semicaptivo para analizar su repertorio de gestos hacia personas .

El grupo estudiado mostró un catálogo de 38 señales distintas , todas con la intención de obtener manzanas ofrecidas en bandejas. Entre ellas destacaban los estiramientos de la trompa hacia la comida y los balanceos en dirección a quien la sostenía , gestos que adaptaban en función de la respuesta obtenida.

Conductas similares aparecen también en elefantes salvajes de distintas regiones

Cuando los cuidadores entregaban solo parte de la fruta, los animales repetían el mismo gesto hasta obtener más piezas . Si no lograban nada, optaban por una señal diferente, lo que para los investigadores es un indicio de comunicación intencional .

Para evaluar este comportamiento, el equipo aplicó criterios usados en estudios sobre bebés humanos, que incluyen la orientación hacia un destinatario concreto y la persistencia o variación del gesto cuando el objetivo no se alcanza en el primer intento.

Un elefante inventa un gesto nuevo para llamar la atención y obtener comida

Uno de los casos más llamativos fue el de Pfumo , un elefante que ideó un gesto propio: soplar hojas al aire cuando quería llamar la atención de los cuidadores. Según explicó la autora principal del trabajo, Vesta Eleuteri, de la Universidad de Viena, este hallazgo confirma que los elefantes “ utilizan intencionadamente diferentes tipos de gestos para pedir comida a los humanos ”. La singularidad del caso radicó en que el animal incorporó un movimiento nuevo a un repertorio que ya incluía acciones más comunes como estirar o balancear la trompa.

En entornos naturales se han observado interacciones similares entre ejemplares salvajes, aunque todavía no se ha demostrado de forma sistemática que respondan a la misma lógica. Eleuteri señaló que “los elefantes salvajes deberían usar algunos de los gestos que encontramos, como estiramientos o balanceos de la trompa, aunque quizá no recurran a otros más creativos”. Con el objetivo de avanzar en esta cuestión, el equipo trabaja en el análisis de miles de vídeos grabados en dos poblaciones de Sudáfrica .

Comprender estos gestos puede ayudar a mejorar la protección de la especie

El interés por comprender esta comunicación va más allá de la etología. Tal y como apuntó la propia Eleuteri, “estudiar la comunicación animal permite comprenderlos mejor y, si los conocemos más, podemos tomar mejores medidas para protegerlos ”. La intención es definir el repertorio y los significados de cada gesto, para después comparar comportamientos entre distintas poblaciones y determinar si existen variaciones locales.

Esta capacidad para transmitir objetivos de forma deliberada se suma a otras habilidades cognitivas conocidas de los elefantes, como su memoria a largo plazo y su capacidad de aprendizaje. Gracias a ello, pueden coordinarse en grupos, resolver problemas y mantener relaciones sociales complejas.