El extremo calor, con jornadas asfixiantes que se suceden en una ola que parece interminable, más la pérdida de humedad en la vegetación forestal y la simultaneidad de incendios forestales elevan la preocupación en la provincia de Ourense, el territorio más golpeado históricamente de Galicia por las llamas —más de 102.000 hectáreas arrasadas en diez años, 20.000 más que en las otras tres provincias gallegas juntas—, y de nuevo con los peores registros en el balance de daños acumulado de lo que va de verano.

En el Macizo Central, la cordillera montañosa ourensana con altitudes de más de 1.500 metros y donde hay espacios de elevado valor ecológico protegidos como Red Natura, las llamas infligen un daño severo en los últimos días. El gran incendio de Chandrexa de Queixa, que comenzó el pas

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