Anika Craney vio el mensaje de Facebook desde la cama del hospital, aturdida por los analgésicos, la abrumadora atención de los medios de comunicación y el persistente escalofrío de su roce con la muerte: “Bienvenida al Club de la Mordida”.
Días antes, había estado practicando buceo libre en la Gran Barrera de Coral cuando vio que un tiburón se dirigía hacia ella . Se giró para interponer sus aletas entre ella y el depredador, pero el agua turbia que la rodeaba se tiñó rápidamente de carmesí.
Con la sangre manando de su pie izquierdo , luchó por llegar a la playa, al tiempo que trataba de contener la hemorragia arterial y pedir ayuda a gritos. Un médico fuera de servicio le hizo un torniquete con un cinturón, lo que le salvó la vida y la extremidad.
Incluso en esos primeros momento