Frente al pozo negro de los políticos, frente a la guerra, frente al genocidio, frente a las campañas de odio y la lucha de titanes por controlar el poder con la pretensión de robotizar en provecho propio a la humanidad no cabe otra que tomarse un respiro. Desconectar. Leer a los clásicos. Pasear por la naturaleza. Cocinar en familia o con amigos. Utilizar las plataformas estrictamente para comunicarnos vida y emociones, sin atender a lo que dicen las influencers y los propagandistas. Iniciar un viaje hacia otras formas de sentir, de escuchar y de construir la cotidianidad desde una serenidad sin estrés. Somos muchos los que, tras hallar una residencia estacional veraniega, buscamos descargar la presión vivida en los últimos meses. El único contratiempo: el caos climático que a todos afect
Payeses: los jardineros de la Tierra, por Pepe Ribas
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