No fue el miedo a las redadas o una orden de arresto o deportación lo que llevó a Óscar Granado a pensar en retomar la ruta migratoria para Honduras. Fue el cansancio. El agotamiento que no se ve, pero se acumuló de años trabajando sin papeles en construcción, compañías de metal y carpintería, aceptando un sueldo bajo y con la edad jugando en contra. “ Al final del mes a uno solo le quedan como $100 y eso no es nada para todo lo que se sufre ”, dijo.

El desgaste físico y la edad lo impulsan a abandonar su sueño

En un clima de incertidumbre, miedo, confusión legal y presión económica, la historia de Óscar es una más dentro de la serie de “los que se van”, quienes, sin haber cometido delitos, sin tener casos pendientes o con procesos largos y sin esperanza, prefieren renunciar al sueñ

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