Desde Barcelona

UNO Alguna vez John Updike acusó a J. D. Salinger de amar a su genial y disfuncional familia Glass más de lo que los amaba Dios. Ahora, Rodríguez se ve en la obligación de señalar aquí --con la autoridad de "lector constante" que ha disfrutado de lo suyo desde la aparición de la debutante Carrie hace más de medio siglo-- que Stephen King ama demasiado a la disfuncional y genial Holly Gibney. King no sólo la ama: también la adora. Ya saben: aquella justiciera/detective a quien conocimos en la Trilogía Bill Hodges iniciada con Mister Mercedes, reencontramos en la magnífica El visitante y en su un tanto innecesaria coda-nouvelle "La sangre manda", y volvimos a acompañar en el perfecto thriller-canibalístico Holly donde, además, se profundizaba en el pasado traumáti

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