Amy Abrams, dueña y administradora del Manhattan Vintage Show, lleva cinco años sometiéndose regularmente a tratamientos faciales de acupuntura estética.
“He estado yendo cada cuatro o seis semanas”, dijo sobre una rutina que considera parte de un “compromiso de autocuidado” para verse y sentirse lo mejor posible. Lanshin, un spa de belleza en Brooklyn que se basa en las prácticas de la medicina tradicional china, es el lugar al que siempre acude, pero últimamente Abrams, de 52 años, empezó a tener dificultades para concertar citas con su acupunturista.
“No tuvo espacio durante seis semanas”, dijo Abrams. “Es estupendo para ella, pero vaya”.
Cuando se trata de conseguir una piel de aspecto joven y rejuvenecida, ¿todos los caminos conducen finalmente a las agujas? Eso parece, dada la mul