El escritor y fotógrafo nigeriano-estadounidense apuesta por redefinir nuestros compromisos éticos para aceptar la irreductible complejidad del otro

Un par de páginas, dos o tres párrafos después de haber comenzado a leer, el lector se dice a sí mismo que no se equivocaba: Teju Cole está de regreso y, con él, su inteligencia, su talento para —como el fotógrafo que también es— capturar la imagen más significativa en el momento en que esta es más reveladora, atravesar disciplinas, mezclar. Basta leer su ‘Cuarteto para Edward Said’, sus ‘Cuatro elegías’ —dedicadas, entre otros, a Tomas Tranströmer y al músico maliense Kassé Mady Diabaté — o su ‘ensalmo’ para la fotógrafa estadounidense Marie Cosindas en Papel negro para recordar los mejores pasajes de Cosas conocidas y extrañas

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