En marzo del año pasado, gracias a una cámara trampa (una cámara de video oculta entre los árboles que registra la actividad de la fauna) de la organización Proyecto Yaguareté, se detectó un nuevo ejemplar de yaguareté en Formosa. La noticia fue una alegría entre los conservacionistas porque se estima que apenas quedan 20 yaguaretés en el Gran Chaco argentino y menos de 250 en todo el país.
En julio, ese mismo animal fue cazado y carneado en Estanislao del Campo. Ni siquiera se le había llegado a poner nombre, algo tradicional en estos casos y en donde se suele pedir ayuda a la comunidad. Las imágenes de su piel y su cuerpo despellejado fueron exhibidas en redes sociales por los cuatro hombres que lo hicieron.
Este miércoles comienza el juicio contra esas personas (tres con pri