12 de agosto de 2025 - 17:00
No es posible comprender la identidad catamarqueña sin adentrarse en sus fiestas populares. A diferencia de otras regiones donde la tradición puede desdibujarse con el tiempo, aquí las festividades no sólo sobreviven: se transforman, se reinventan y, al mismo tiempo, siguen siendo profundamente fieles a sus raíces. Las celebraciones no son eventos aislados. Son un latido colectivo.
En los pueblos del oeste argentino, los preparativos de una fiesta se sienten semanas antes. No hay calendario que dicte el entusiasmo. Hay algo que se enciende en la gente: un brillo en los ojos, un runrún en las esquinas, niños practicando coreografías, costureras preparando trajes, guitarras templadas. Es una vibración cultural que se trasmite por generaciones. image
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