Joan Salvat-Papasseit, joven autodidacta, de origen humilde, frágil pero vitalista, explica en un célebre poema, escrito a principios del XX, lo que hará cuando pueda levantarse de la cama en la que yace enfermo de tuberculosis. Verá las plazas soleadas de la ciudad y las verjas con flores. Verá a una muchacha de sonrisa clara. Verá al chaval que vende diarios subiendo y bajando del tranvía. Verá a las mujeres que van al mercado y vuelven con bolsas llenas de los vivos colores de la col y las cerezas; verá al tendero que hace reír a las chicas mientras muele café y un aeroplano que le hará alzar la vista al cielo... Desde su lecho de tuberculoso, todo eso le parece una delicia.
También el vino es delicioso: si se levanta, podrá probarlo. No sueña con un banquete de tres estrellas, sino c