La señora Irma Álvarez Hernández lleva dos días sin tocar el suelo de su propia casa. Desde el domingo por la noche, cuando una convirtió en un canal de aguas negras la calle Estado de Yucatán, colonia Providencia , su mundo se redujo a un sillón negro, el único mueble que quedó fuera del alcance del agua. A su alrededor flotan zapatos, ropa, dibujos de su nieta, toallas, pelotas y bolsas con el producto que vende en la calle.

“Llevo dos días atrapada en mi sillón y necesito salir. Estoy enferma de diabetes. Necesito ir al baño, necesito ir a comprar mi comida y no hay quien me ayude, estoy aquí sola ”, dice a con la voz quebrada.

Su petición es mínima. Que el gobierno limpie las coladeras y un par de botas, para bajar sin miedo a que las bacterias le infecten las uñas. Sin emb

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