Durante décadas, la pedagogía dominante en las facultades de Educación en las democracias occidentales ha defendido a ultranza un único estilo educativo válido, el llamado ‘estilo democrático’. Los progenitores que escuchan, dialogan y establecen normas consensuadas han sido ensalzados como el único estilo positivo para criar hijos sanos, equilibrados y autónomos. Para reforzar la idea, esta misma teoría añade tres estilos considerados muy negativos denominados «autoritario, permisivo y negligente» y son asociados con carencias afectivas, inseguridad emocional o falta de límites.
Sin embargo, hay que señalar a poco que se viaje y, sobre todo, a poco que se lea en otro idioma que no sea el inglés, que la mayoría de los países del mundo no son democráticos. Existen regímenes autoritarios, t