El humo de los incendios forestales no solo oscurece los cielos y nos obliga a cerrar ventanas. También provoca un incremento peligroso de ozono , uno de los gases contaminantes más dañinos para la salud, en grandes extensiones del territorio, incluso en áreas lejos de ciudades o fábricas.

Estudios recientes de la Universidad de Utah revelan un fenómeno preocupante: el humo transportado por el viento eleva los niveles de este contaminante invisible a cifras que pueden poner en riesgo a miles de personas, incluidas aquellas que viven en pequeñas comunidades rurales.

El equipo liderado por Derek Mallia comprobó con modelos de simulación atmosférica que el ozono se dispara incluso en regiones donde las emisiones urbanas no existen o son mínimas. “Aunque eliminemos todas las f

See Full Page