En Oaxaca, la vara con la que el gobierno mide a los manifestantes no es la misma para todos. El reciente desalojo con gas lacrimógeno contra integrantes del SUTTEBCEO, ordenado por el secretario de Gobierno Jesús Romero López y avalado por el gobernador Salomón Jara, confirma que la consigna oficial cambió: del “dialogamos, no bloqueamos” al más honesto —pero lamentable— “reprimimos, luego hablamos”.

Este lunes 11 de agosto, estudiantes normalistas cerraron calles y afectaron la capital por 10 horas. No hubo gases, no hubo escudos, no hubo amenazas. La explicación es simple: tienen vasos comunicantes con la poderosa Sección 22, un gremio capaz de paralizar Oaxaca y poner en aprietos a cualquier gobernador. La estrategia de Jara es obvia: con el fuerte, guantes de seda; con el débil, garr

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