El común de los mortales no acierta a entender que, nueve meses después de la dana de Valencia, un desastre que se cobró 228 víctimas mortales, el máximo responsable político de gestionar tamaña tragedia, Carlos Mazón, sobreviva al frente del gobierno valenciano, como tampoco que el líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo, no haya tenido el decoro de invitarle a dejar el cargo. Resulta democráticamente insoportable que a estas alturas los españoles sigamos sin conocer a qué obedeció la larga sobremesa que se tomó Mazón el día de autos tras su famosa comida en “El Ventorro”.

Pues bien, salvando las distancias -aquí por fortuna ninguna tragedia es comparable en cuanto al número de víctimas- visto el desempeño político del consejero de Medio Ambiente de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-

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